Vivir en la embriaguez
Vivir en la embriaguez. Se escuchan risas, murmullos, se dejan escuchar también someros recuerdos a través de una canción, buena en esencia, pero mal comprendida. Era, por defecto el típico lupanar de mala muerte, su olor, el pimpineo de copas, mundo de traición, rostros de amor en cada lágrima que corre por sus mejillas. Así era él, apasionado y ciego. Levanta su mano, inclina su copa y derrama el contenido por completo sobre sí. El vino recorre su rostro y va surcando su cuerpo desgastado, cansado, tan ebrio. Su mente no puede dejar de pensar en lo triste de su destino, él cree saber la razón de su desdicha, aunque esa razón se escape ya no le puede dar forma a través de las excusas y las explicaciones inútiles. Quizás fue echado de aquel burdel, si, y lo fue en realidad como un perro cazador de una madriguera. Una vez más él se entregó a las calles. Paso tras paso se aleja de aquel sitio solo para no saber a dónde ir, cansado se deja caer, ve al cielo y cierra sus ojos. Y s