Yo simplemente reposo.
Yo simplemente reposo. Hoy, una vez más, como ya es mi costumbre y porque puedo, les confieso una intimidad, algunos pensamientos, un hábito meditativo de vida y de disciplina personal que trato de hacer con la mayor frecuencia posible. Reposo, si lo hago, reposo mis huesos maltratados, pero llenos todos y cada uno de ellos de la más torrencial energía, reposo sentado y la vida, la verdadera vida que está dentro de mí, la inhalo con fuerza en forma de aire puro y sano que proviene del Sur, inhalo vida, pues estoy simplemente sentado frente al mar. Estoy hoy, una vez más en este punto de la geografía del planeta, me siento como me debería de sentir, ínfimo, ante la creación. El estar al Sur del Sur, es grandioso, pero a la vez estar sentado en la Puerta Norte de un fabuloso País, es un poco más grandioso, inclusive y si a esto le sumamos el estar sentado en un montículo de arena, de cara a más de 8.000 kilómetros de costas generosas que Indiscutiblemente se besan y entrelazan en