Tu mi luz, el mar y tu cuerpo
Tu mi luz, el mar y tu cuerpo. Tan solo de tu alma dimana mi querer y en esa distinta estrella, siempre te leo, siempre te descubro. Taciturno, buscando respuestas en cada grano de arena, me pregunto una y otra vez: ¿Qué verdad y bellezas, florecerán de ti, a tu sensual paso, a nuestro encuentro? El día que desees, seré tu guardián y te defenderé hasta de ti misma llegada la ocasión. Quizás y por alguna extraña razón, se lo digo así, se lo hago sentir, lo expreso en un rugido, se lo susurro al oído, por instantes soy un buque de guerra, soy el incomparable Mar Caribe. Ella me ama, se entrega, así me lo hace saber con su aliento sobre el mío, cálido, fresco, lleno de acentos, de ocasos y amaneceres, con sus brazos abiertos hacia mí, brazos de algas, mareas y sal, ella me recibe fascinada. Jamás pienses mi luz, le digo amándola como nunca, jamás pienses que tu fin será también el fin de tu Belleza, solo será el comienzo, un nuevo y hermoso comienzo. “En promedio, la salinidad del