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Mostrando las entradas de marzo, 2022

Nuestra forma de vivir.

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  Nuestra forma de vivir.   El mar definitivamente es el reflejo del alma, en él se ponen de manifiesto todo lo exuberante de la vida, es decir, mientras más se penetra en el sentido de la vida, más se manifiesta la complicidad en la existencia.  El mar, siempre como vinculante en todo los aspectos de mi vida, es ese enorme canal conductor de mis amores, de mis deseos y mis encuentros, encuentros con lo divino y lo terrenal.  Quizás llevado por todo lo que me hace sentir, pienso que hay una constante en la existencia que no es otra más que el dolor que es disipado de forma diligente solo a través del amor.  El sentir que la vida tiene numerosos fines y que en ella debes cumplir absolutamente todos tus deseos es un acto que te ata mucho más al dolor que a la realidad, la vida es lo que es, no lo que esperamos que sea.  Debemos tener un propósito, una vocación definida, pero cerrar las ventanas del alma y entregar el espíritu únicamente por deseos vanos que no colman nuestros sentidos y

Las manos que sostienen mi vida.

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Las manos que sostienen mi vida.   Por más que lo intente quizás nunca pueda describir el amor, pero si puedo intentar expresar lo que siento a diario a través de él.  Lo sentí muy claro por primera vez de manos de mi Madre, manos cargadas de ganas por vivir y ser Madre, mismas que dibujaban en el aire caricias, pasión e histrionismo cada vez que su garganta entonaba canciones de Rocío Durcal.  También mi Padre con sus manos firmes en el timón de mi vida me mostró maravillosamente lo que era el amor, a él le debo el cincuenta por ciento de todo, la mitad de lo que soy o llegaré a ser, inclusive la mitad de Roma, la mitad de la plaza San Pedro en el Vaticano o la mitad del golfo de La Spezia, los paseos por el mediterráneo y la mitad del Mar Caribe, le debo el descubrir mi vida en Quisqueya y a su vez la mitad del ocaso en Puerto Plata que sin duda me hizo soñar frente al atlántico.  Ahora que sobre mis huesos se prenden como rémoras años inclementes e inexorables, todavía siento el amo

He sido destinado a robar.

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He sido destinado a robar.  Sumergido en ti hasta mi pecho, no puedo dejar de pensar que nada de esto es mío, que el Delfín que cruza ante mi vista estaba aquí cuando nací, y que la ola que rompe en mi cara también.  Aristóteles, decía que nos diferenciamos del resto de los animales por nuestra capacidad de hablar o por el lenguaje, y es un hecho cierto, pero me gusta ir un poco más allá, creo que nos diferenciamos del resto de la creación, por poder escuchar.  En estos encuentros con mi alma, que normalmente son húmedos y cargados de sal, no necesito oradores ni de alto ni de bajo nivel, no necesito que nadie me narre lo que sucede en mi entorno, ni en mi cuerpo, vivo en definitiva y dejo que la suavidad de la bruma marina, haga su trabajo, me bese, me dé aliento.  He sido destinado a robar de una manera divina y porque no hacerlo si nací después de Neruda, de Whitman, de Cabral, de Galdós, soy esa breve brisa que, sumido en mis pensamientos, inhala vida, exhala letras.  Soy hermano d