Nuestra forma de vivir.
Nuestra forma de vivir. El mar definitivamente es el reflejo del alma, en él se ponen de manifiesto todo lo exuberante de la vida, es decir, mientras más se penetra en el sentido de la vida, más se manifiesta la complicidad en la existencia. El mar, siempre como vinculante en todo los aspectos de mi vida, es ese enorme canal conductor de mis amores, de mis deseos y mis encuentros, encuentros con lo divino y lo terrenal. Quizás llevado por todo lo que me hace sentir, pienso que hay una constante en la existencia que no es otra más que el dolor que es disipado de forma diligente solo a través del amor. El sentir que la vida tiene numerosos fines y que en ella debes cumplir absolutamente todos tus deseos es un acto que te ata mucho más al dolor que a la realidad, la vida es lo que es, no lo que esperamos que sea. Debemos tener un propósito, una vocación definida, pero cerrar las ventanas del alma y entregar el espíritu únicamente por deseos vanos que no colman nuestros sentidos y