En la guerra no se baila Minué




En la guerra no se baila Minué.


“En la guerra no se baila Minué” de esta forma se expresó, luego con una mirada penetrante, de esas miradas que en su dejo, están inmersos pensamientos obvios, reprimidos, con una de esas miradas fugases que solapan opiniones y pasiones, él selló el momento.

 Así, se hizo entender su Santidad el Papa Francisco, en una entrevista televisada, al referirse a los horrores en los conflictos bélicos.

 Él, es un Sacerdote que merece toda mi simpatía, de hecho, tengo un particular respeto por los miembros de la Compañía de Jesús (Jesuitas), inclusive y tengo que decirlo de manera muy franca, me caen muy bien los Argentinos, y su sin igual País me parece maravilloso y mágico.

 En este último punto concuerdo en detalle con el escritor y periodista Peruano, Jaime Bayly, cosa que aunque suene un contrasentido, no es del todo buena por lo de aquella premisa que reza:

“Cuando dos personas están de acuerdo en todo, puedo asegurar que una de las dos piensa por la otra”

 Sabio, sin duda alguna el Dr. Freud.

 Pero, en esta oportunidad no se da el caso, yo tengo una manera muy particular de ver las cosas y por eso me fascina compartir mis ideas y sentimientos con ustedes, mis apreciados lectores de abierto pensamiento y de agudo humor.

 Esta frase antigua utilizada por su Santidad, cargada de sabiduría y cargada también de una profunda realidad, trata de hacernos caer en cuenta que en situaciones extremas del comportamiento humano, como lo es la guerra, no hay momentos de belleza, ni momentos idílicos.

 No hay momentos como los disfrutados en esos fastuosos bailes cortesanos del reinado de Luis XIV, Rey de Francia, donde Caballeros y Damas danzaban al ritmo de la música, en pasos y coreografías de hermosa factura.

 En la guerra los pasos son distintos y las coreografías son otras, los teatros no son los habituales, sino Teatros de Operaciones.

 La música definitivamente es otra, la melodía derivada de aviones a reacción y el silbido de las bombas en su descenso a tierra, se confunden con los gritos de las masas en su desespero, el danzar de tanques de asalto y el crujido provocado por el roce del metal contra el metal, son las únicas danzas y melodías que acompañan a este pandemonio.

 En la guerra definitivamente no se baila Minué, el baile más común es el que se desata frente a frente, rostro a rostro con la muerte y por supuesto, está también aquel para nada glamuroso baile que se da entre los políticos que al oponer o sentir en peligro sus más nauseabundos intereses, desembocan el infierno en la tierra sin mirar el efecto en la población civil, inocente y menos favorecida.

 Sigue la guerra en Ucrania, los asesinatos, la violencia en su expresión más mórbida, en países como Myanmar, Yemen, Mali, Níger, Etiopía, Siria, Afganistán, Somalia, Mozambique y el Congo, hay guerras activas que van sumando miles, seguramente millones de víctimas.

Ahora esta, es la situación:

Israel se declaró en estado de guerra.

 Esto ocurre como respuesta al inesperado ataque del grupo militante palestino Hamás desde Gaza el sábado, que provocó una de las mayores escaladas en años en el conflicto palestino-israelí.

 Hamás lanzó una ola de ataques con cohetes y envió decenas de combatientes armados que consiguieron penetrar el territorio de Israel por la frontera sur.

 La ofensiva dejó cerca de 600 muertos y centenares de heridos, además se estima que al menos 100 personas resultaron secuestradas.

 Seguimos con los conflictos a nivel de todo el mundo, la falta de conciencia y sentido común, es la norma que marca el comportamiento del hombre como especie y la pregunta es: ¿Hasta cuando?

 Esto es una realidad que debemos revisar, una realidad que no podemos obviar que dará, en la medida que la aceptemos, un nuevo estatus a nuestra conciencia y hará de nuestra condición humana algo digno de ser destacado.


Por: Luis Gonzalo Guerrero.


Jurado Grupo Editorial.


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