Hoy por tí celebro.

 


 Hoy por ti celebro.

 

 El oficio de escribir es algo bastante complicado, por lo menos para mí, he escrito de todo un poco, lo he hecho profesionalmente, tengo en mis haberes por lo menos un libro publicado y he tenido también entre otras cosas, la dicha de ser contratado para redactar artículos de prensa, presentaciones, obituarios, ensayos y guiones.

 Es un oficio que requiere creatividad, curiosidad, organización, planificación, atención al detalle, constancia, paciencia, capacidad analítica y sobre todo mucha disciplina. Pero con todo esto que detallo, no logro describir lo que realmente representa, estar empuñando una pluma y estar frente a una hoja en blanco, es un arte en sí, el tratar de describir un sentimiento. 

 Es en ese momento que pasa algo muy particular, totalmente maravilloso, cuando te enfrentas directamente a los sentimientos que van acompañados de los latidos del corazón. 

 En ocasiones lo que necesitas escribir está allí, pero sientes que no es suficiente, pues hay cosas muy humanas que no pueden ser descritas en su totalidad, por lo menos no, si en realidad, no son vividas o sufridas en su totalidad. 

 Uno de esos sentimientos en el cual me siento pobre de verbo e insuficiente en mi capacidad para describirlo, es cuando tengo la fortuna de escribir sobre la amistad y más cuando este sentimiento lo embarga todo y lo que hago como oficio se queda enano y distante como Neptuno, ante el Astro Rey.  

 Es en ese momento mágico, cuando cierro mis ojos y transformo lo que hoy es un encargo, en algo mío, no por egoísmo, sino que me uno, soy afín a este sentimiento que hoy nos define, en primer lugar, claro está, este sentimiento define a un querido familiar, por el cual me siento unido por una historia hermosa, llena de risas, momentos cálidos de hermandad, cariño, amor, compañerismo y sobre todo respeto. 

 Hoy, Alejandro Arenas Trujillo, está de júbilo, yo estoy de júbilo, pues, en este día tan especial vio la luz una persona que vino a este mundo traidor, a llenar con su particular sonrisa todos los espacios vacíos, vino a amar lo que yo amo, vino a cuidar lo que yo considero sagrado, vino a dar vida, llegó a multiplicar nuestra familia y con ello, a hacernos felices. 

 Quizás no logre describir el sentimiento por el cual hago estas líneas, que en principio son mías, pero que ahora son de Alejandro, para ti Sonia Vargas. 

 Sin quererlo noté casi de inmediato, al ver los ojos de mi querido primo, un destello que jamás había visto, noté en sus ojos tanto amor, quizás el destello era muy parecido al que vi en él, cuando fue padre por primera vez que también fue, para ser mas preciso, el mismo brillo que cubría sus ojos cuando de nuevo tuvo la fortuna de ser padre por segunda vez, pero no era el caso, yo sabía que ese no era el caso, lo abracé y le pregunté lleno de felicidad. 

¿Qué te pasa? 

 Y me contestó firme y risueño, primo estoy seguro, he encontrado el amor. 

 Esas palabras las escuché de su boca hace mas de dos décadas y lo más importante es que fue un dardo certero y desde ese momento ha sido así. 

 El sentimiento de Alejandro por Sonia, mi querida amiga, la Carupanera, como le digo desde siempre, no ha hecho más que ir creciendo con el transcurso del tiempo y como no ha de ser así, si su alma buena llegó a su vida, para darle ese brillo e intensidad que tanto necesitaba. 

 Su alma gemela es el calificativo más adecuado para describir lo que es ella para él, su mano derecha, la ama de su hogar, la Madre de su hija y el amor de su vida. 

 Y lo entiendo perfectamente, la Carupanera, es una mujer íntegra y luchadora, cargada de todo lo bueno que trae consigo el gentilicio Venezolano, si quieres saber lo que es ser echada para adelante, aguerrida y todoterreno, conoce a Sonia, y no lo digo yo que en última instancia solo soy un feliz espectador, lo dice su amante esposo que hoy tiene el pecho lleno de orgullo, al recorrer esta vida de su mano. 

 Alejandro me pidió con voz profunda, primo escúchame e interpreta lo que siento, hazle saber que simplemente la amo, por todo, por darme a nuestra hija, por haber recorrido miles de millas en nuestro constante andar por más de tres países, por su maravillosa forma de perdonar mis defectos y realzar mis virtudes, hazle saber a través de tus letras que la admiro, por su capacidad de reinventarse ante la vida y jamás darse por vencido, escribe primo como solo tú sabes hacerlo, expresa que me llena su capacidad profesional, su manera precisa de vestir y que en realidad se me haría muy difícil esta vida, sin ella a mi lado. 

 Hoy definitivamente estamos de fiesta, hoy yo el escritor celebro, hoy alzaré mi copa y dejaré caer mi pluma feliz, por ti mi Sonia, por ti mi hermano Alejandro, hoy dejaré que la mil veces nombrada brisa de abril, me lleve al mar, para así borrar las lágrimas que nublan mis ojos de felicidad.

 Quiero hoy poder revivir cada uno de esos momentos inolvidables que viví al lado de ustedes que en definitiva, son mi vida entera.

 Feliz cumpleaños Sonia Vargas, feliz cumpleaños mi querida Carupanera. 


Por: Luis Gonzalo Guerrero.


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