Un canto a la Confluencia.




 Un Canto a la Confluencia. 


 

   En el vasto océano de la sabiduría, la Interconexión de saberes surge como un faro que ilumina el camino hacia la comprensión profunda de la realidad. Como dijo Aristóteles, "La verdadera sabiduría reside en la capacidad de ver las conexiones entre las cosas".


    La Interconexión de saberes es el canto de la unión, donde la ciencia, el arte, la filosofía y la política se entrelazan en una danza de conocimiento. En este canto a la confluencia, encontramos la esencia de una sociedad sana y productiva, encontramos esa fuerza que nos impulsa hacia la comprensión profunda de la realidad.


    Esta habilidad para juntar fuerzas es la clave para desbloquear el potencial humano, para hacer avanzar un país y llevarlo a alcanzar la excelencia y la innovación. En este viaje fraterno hacia la comprensión, la Interconexión de saberes nos lleva a través de los valles de la duda y los picos de la certeza, hacia un lugar donde la sabiduría y la belleza se unen en una armonía eterna.


    Necesitamos encontrar lo que nos define en estos conceptos como nación, como un pueblo hijo de la libertad y la democracia. En mi país amado, Venezuela, se está dando una situación muy particular en torno a los enfoques y a las disciplinas de los que sueñan con el vuelo libre de nuestra Patria.


    Vemos en los medios de comunicación personas de todos los sectores de la sociedad y de todas las disciplinas del saber, unidos en torno a un objetivo común: 


    La libertad de la Patria de Bolívar.

 

  Esta poesía de un pueblo unido hace de la Interconexión de saberes un espejo que refleja la realidad, el prisma que refracta la luz de la sabiduría popular e intelectual.


    Ya la esperanza, no es un susurro. 


    Ya la esperanza, es acción. 


    En resumen, la fuerza que nos impulsa hacia la comprensión profunda de la realidad, hacia la belleza y la sabiduría, es la que se encuentra en el alma noble, de cada ciudadano de bien, la fuerza está en la unión de cada mujer que lleva una flor de Araguaney, en el borde de su oreja o en cada hombre que en su pecho vibra el trinar del Turpial.


    Juntos podemos lograr grandes cosas, podemos crear un mundo más justo, más equitativo y más sostenible, podemos sin duda hacer  una Venezuela donde todos podamos vivir en ella y así abordar los desafíos complejos de nuestro tiempo. 


    El 28 de julio, Venezuela, cambió y el cambio será sostenido y los que estamos expectantes frente a él, seremos los más agradecidos con la providencia por estar frente al inicio del futuro de gloria para nuestra tierra amada.


Por: Luis Gonzalo Guerrero.

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