Intimidades de un Páramo.







Intimidades de un Páramo.


 Se escucha un rumor cristalino, los acordes hechos agua, exponen como una criatura de extraño cuerpo al río, que sale de un punto muy íntimo de la montaña. Así, de esta forma maravillosa, se desliza el raudal hacia el valle y lo llena de hermosos cánticos.

 Aunque, la cumbre se viste de gala, a lo lejos, una luz clara y roja, promete, sin duda, la certera proximidad del fuego.

 El Sol lo invade todo, se ha tragado la oscuridad y las estrellas, en ese instante el astro rey manda prepotente sobre la montaña, cubriendo con su manto de luz dorada, todo, absolutamente todo.

 El efecto de sus rayos, obliga a tributarle el milagro de cada una de las curvas verdosas y a su vez, obliga a los pájaros de forma sutil a salir de sus nidos para que entonen rezos e himnos en su nombre.

 Rayo a rayo, sobre las hierbas, se descubre un ejército de insectos qué agazapados comienzan su faena.

 Es cuando realmente despierto de mi idilio y de una manera acogedora también siento su calor sobre mí, me hace parte de todo, me acompaña y me protege.

 Resucitando, estirando cada parte de mi cuerpo, salgo de mi improvisada tienda, dejo mi vista y mi alma en los alrededores, en todos aquellos matorrales secos perfectamente diseminados en las laderas del río.

 Y acontece una vez más, me golpea de nuevo el rumor luminoso del agua y en una epifanía, mi mente y mi espíritu me colocan de frente con la sombría esbeltez de un cóndor.

 Este maravilloso animal sumerge su pico curvo en las aguas y cuál herramienta vital que precisa templar para la ruda labor diaria, lo hace con dedicación y empeño. Así transcurre el tiempo en ese paraíso, así es el creador cuando se inspira.

 Pronto se deja escuchar entre las paredes de la montaña, el eco del orgullo patrio, aparece con la cabellera al viento, se observa vestida de guerrera, se pasea con el alma incondicional e infinita, mi hermosa Venezuela, se hace presente en mi mente a través del los hermosos parajes del Páramo de la Culata, en el Estado Mérida.

 De esta forma nunca olvido de donde vengo, ni cuál fue la tierra que me vio nacer, tierra llena de tesoros naturales que, junto a su gente buena, aportan un destello de gracia a este planeta.


Por: Luis Gonzalo Guerrero.


#Unadiosenelmalecon


Jurado Grupo Editorial.

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