Pensamiento y alma de guerrero





Pensamiento y alma de guerrero.

 

 Sin duda alguna el ser humano es un ente de luz, de impacto para todos los sentidos, sea mala o buena su presencia siempre trae consigo un mensaje o un aprendizaje.

 En días pasados voy distraído, absorto en mis pensamientos, solo dejándome llevar por la inercia producida por mis pasos.

 En mi trayecto, veo un indigente a mi costado de estribor que de forma compulsiva acomoda piedras y diversos objetos sobre la vereda, trata sin éxito de ponerlos de un cierto orden que solo el conoce, que realmente no existe, lo hace de manera frenética, su dinámica era tan acelerada que también mis pulsaciones se aceleraron y pensé:

“Que letanía la del hombre en buscar incesantemente el orden, cuando su vida está en un total caos”.

 Entre las muchas cosas que disponía en su haber este individuo para ordenar en la vereda, tenía unos pequeños trozos de madera, unos pequeños palos, los cuales sostenía con sus manos en cada una de ellas respectivamente, los colocaba uno sobre otro, paralelos, en cruz, de todas las formas posibles.

¡No! Dije en voz alta sin tener ningún reparo en ser escuchado y repetí:

¡No y mil veces no!

 Somos mucho más que eso.

 Reafirmé con el alma en la garganta y el corazón en cada palabra.

 No somos unos simples palos que se montan unos sobre otros y se multiplican. Lo dije, Quizás llevado por el momento o por alguna idea que daba vueltas en mi cabeza.

 El hombre solo es comparable en profundidad al mar, eclipsa todo cuando crea, cuando es héroe, cuando sueña, cuando ama.

 La inteligencia, la nobleza de corazón, la valentía, el arrojo, la disciplina, la empatía y la cultura, son parte del hombre como un todo, inclusive todas estas cualidades y virtudes anteriores son parte también de aquel indigente.

 El sol en su inexorable ciclo se observa descendente una vez más sobre el horizonte de la maravillosa ciudad de Newport, una ciudad mágica ubicada en el Estado Estadounidense de Rhode Island, por no decir algo más, es simplemente maravillosa, es la suma de todo lo bueno, al estar en su presencia, no puedes sino estar complacido de sentir que un mundo mejor existe y lo estás sintiendo.

 El ocaso de ese día no era distinto al de otros días, pero para el Capitán Steven ríales, no era uno más, sus ojos puestos en la proa de su velero lo sumían en una profunda calma.

 Jamás habrá ninguna conexión más fuerte, antigua y puesta a prueba a lo largo de los siglos, que la conexión que existe entre un hombre de mar y su buque.

 En su mente corrían sus pensamientos, como grandes sábalos enfurecidos en cardumen, uno tras otro trataban de ordenar sus miedos, trataban de apaciguar la terrible sensación que causaba la encomienda impuesta por su destino.

 En una oportunidad, llevado por su portentoso velero “Caronte” cuyo nombre fue impuesto al buque por Steven en honor a aquel barquero de Hades, encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos al Inframundo.

 Este velero digno y muy marinero, era un MacGregor 26, de casco blanco inmaculado, de velas blancas que se confunden con las nubes, en ocasiones también con el cielo, que se hinchan cada una de ellas de vientos dulces del norte, que las alimentan, las acarician como lo hace una madre al darle pecho a un hijo.

 Este velero, por todas estas razones y por otras que no conocemos, es parte importante y constante del buen corazón y el alma de Steven ríales.

 Como les decía en una oportunidad él sin querer es arrastrado, es llevado a una aventura que en su momento se tornó emocionante y reveladora, pero que ahora seria única en su vida, en ocasiones existen historias que nos cambian como seres humanos y estás empiezan en los lugares menos pensados.

 New Shoreham fue el punto de encuentro de estas dos almas, esta isla está ubicada a unas 37.8 millas náuticas de Newport, es un sitio mágico de increíbles playas que invitan a la meditación, a compartir y disfrutar.

 Fue en una de estas playas donde Steven conoció a otro ser maravilloso, que lo hizo a su vez conocer un sentimiento, ese exacto sentimiento que cambia al mundo y lo hace girar, que lo envuelve y lo domina con un beso, con un pétalo o quizás con toda una rosa.

 De una forma sutil, este sentimiento que en estos días de modernidad desbordada es dejado a un lado por lo superficial, por lo vanal, siempre reinará, por qué nada esta fuera de él y todo se abraza a su seno.

 Como negar que el amor es la energía constante que mueve al mundo, que mide sin duda, la capacidad de un hombre en todos los sentidos.

"Tienes pensamientos de guerrero, alma y espíritu de ello, nunca lo olvides jamás".

 Le dice sentada a la orilla del mar Carlín, ella era una visitante habitual de ese lugar.

 Ellos se habían conocido en un viaje anterior de Steven por esas latitudes, pero está vez fue diferente, ellos se unieron en la más profunda pasión, envuelta en el deseo, en el amor.

 Para Steven este amor de salitre, fue salvador. Pues su vida en esos momentos era totalmente caótica, sin sentido, había estado en una profunda depresión que lo hizo pensar inclusive en quitarse la vida.

 Carlín con sus dulces besos y caricias lo levantó de ese abismo como la espuma sobre las olas, hizo que abandonara toda tristeza así él sin dudarlo, le prometió frente a ese mar, que jamás la olvidaría y que estaba por siempre en deuda con ella, le dijo te debo un favor, te debo mi vida.

 Newport Shipyard, era la marina dónde estaba atracado "Caronte" el velero de Steven, ese fue el escenario donde él sentado en el muelle veía aquel maravilloso ocaso.

 Steven estaba en una lenta espera, ya hace unos años de aquel encuentro con Carlín, donde su vida había cambiado, había conseguido su centro, su estabilidad mental y física.

 Pero en esa maravillosa tarde, tarde de colores intensos y desafiantes, traería el peso de una responsabilidad ante él había llegado la hora de pagar su deuda, su promesa.

 Steven, con mucho pesar había recibido un correo de Carlín, donde ella se desvestía de todo lo que cubría su alma, le decía entre palabras de desespero que su vida estaba llegando a su fin, el virus del covid 19 había hecho estragos en su salud y que su condición era terrible y no le quedaba mucho por vivir en este mundo, le pedía a su antiguo amor que la llevara una vez más a aquella playa donde su vida había sido buena, dónde habían compartido no solo sus cuerpo si no también sus almas.

 Le recordó en sus líneas, tú tienes pensamientos de guerrero, alma y espíritu de ello, nunca lo olvides jamás, llegó tu hora de demostrarlo llévame a nuestro sitio, para nunca más volver.

 De pie en el muelle siente tras de él unos pasos lentos y firmes de alguien que se aproxima, no le hizo falta voltear para saber que era ella, Carlín venía dispuesta a su último viaje, venía al encuentro de su destino.

 Lo abraza y le dice estoy lista llévame en tu velero, así como me llevaste en tus brazos al cielo en aquella épica tarde veraniega, llévame está vez sin retorno que mi tumba sea nuestro mar, que mi reposo sean tus recuerdos y que el mundo sepa que jamás me venció un virus, que me entregué sin descanso a mis pasiones, al mar, hasta sumergirme por completo en él.

 Y así abordó el velero sin decir nada más, el extendió su mano desde la cubierta de su MacGregor tomo la de ella y emprendieron sin retorno, sin ver atrás aquel su último viaje.


Por: Luis Gonzalo Guerrero


Autor de: "Un adiós en el malecón"


Gerente de zona del Grupo Editorial Jurado Ecuador JuradoEditorialEcuador@gmail.com JuradoEditorialEcuador@gmail.com juradopublishing@yahoo.









Comentarios

  1. No puede ser más compasivo Dios ,el con su misericordia le dio un día más de vida con esperanza de morir en los brazos de su amor..Esa misma misericordia esperamos todos de parte de Dios para que acabe con este virus, que sigue haciendo estragos en nuestras vidas ....Dios nos ayudará así es nuestra fe grande como el mar ..

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