Seremos libres.


 

 Mar vibrante, fuerte, apasionado, altivo que encuentras en mi tierra orilla, tú qué haces de mi pueblo, un pueblo de conciencia viva.


 Tú mi Divino timonel, tú qué reuniendo nuestras energías haces portentosa mi Nación te recuerdo:

Dale sosiego a mi pequeña Venecia, habla de ella en las alturas, tú siempre vigoroso, demuestra aguerrido nuestro futuro a la diestra del Padre, Dominador de tempestades, tú tienes el poder del tiempo, del acero, de la guerra y el olivo de paz.


 Si pequeña es mi tierra ante ti, gigante uno la sueña, traigo ante tu majestad mis ilusiones de libertad, de democracia, todas mis ilusiones en definitiva y con ello, reafirmo que no existe patria pequeña.

Mar, que dar pudiste de tu vientre generoso, tantos hombres firmes y mujeres de gran belleza que son de nuestro trópico, tesoro y mana.


 Solo tú qué ola tras ola, emanas tantas orquídeas de oro, tanta caña de azúcar y tantas águilas observantes.

Yo te agradezco que forjes; mi empeño, te agradezco, me permitas construir de tu mano las letras y la caja de armonía que guarda mi tesoro.


 La peaña de diamantes que te ofrezco, convertidos en pensamientos y verbo, no hace de ti un ídolo, sino un referente en el cual poner en reposo mis tribulaciones, contradicciones y angustias, por ende, te ofrezco mi esfuerzo, mi pluma y el alma que adoro.


 Haz mi deseo de libertad para mi pueblo amado, una roca sólida donde el embate del tiempo y la marejada, no turbe el vuelo del águila, la vista prístina del ave que todo lo ve.


 Democracia, dice el chillido del pájaro bravo, también el volar de él, no hay duda, no tengo dudas, seremos libres.


Por: Luis Gonzalo Guerrero.

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