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Mostrando las entradas de 2023

Las mareas y los vientos.

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  Las mareas y los vientos.     Esta historia, como tantas otras empieza con un beso, sí, un simple beso, es conmovedor y de notar qué, las mejores historias de amor siempre empiezan con algo sencillo.   Pero, como todos sabemos realmente nada en el amor, es sencillo.   Mis manos puestas sobre tu piel, son un deleite para mis sentidos y hacen de mis rítmicos latidos, unos estrepitosos truenos, unos deslumbrantes rayos, un infinito cardumen de Sargos navegando por tu vientre mojado, apasionado y encendido.   Así como Alquezar, es el pueblo más romántico de Aragón, así el temblar de tus labios, al aproximarse a los míos, descubren la suavidad hecha algodón, exploran el caminar sin andar y entrelazan nuestros cuerpos, labio a labio, aliento con aliento.   Realmente sería un poeta, si lograra describir el total disfrute de mi alma, alma envuelta en besos de tu boca, que pisa y provoca, que invita y evoca.   Me hace cantar de alegría, ver tu cara cerca de la mía, ver tus ojo

Una nueva aventura, empieza un nuevo amor.

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Una nueva aventura, empieza un nuevo amor.   "Durante la guerra de Estados Unidos y Vietnam, el piloto de la Armada Americana James Stockdale recibió un disparo mientras volaba sobre el país enemigo. El joven por aquel entonces no imaginaría ni en sus peores pesadillas que pasaría los próximos siete años como prisionero de los vietnamitas.  Sus declaraciones manifiestan que, si no hubiera encontrado las escrituras de Epícteto, un filósofo griego del siglo I d.C., jamás habría logrado mantenerse con vida. El piloto declaró que fue su conciencia la encargada de sellar el destino de su existencia: La propia liberación".  Allí tenemos la más sacra certeza de la amplitud de la palabra escrita; la capacidad infinita enmarcada en caracteres, símbolos y normas que dan forma a miles de imágenes, pensamientos, hermosos sentimientos e ideas.  Un libro es el buen consejo a la mano, es la mirada profunda a un universo de conocimientos plasmados en letras, en blanco y negro por l

La melodia del presente

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La melodía del presente.  La brisa suave y desenfrenada, hace sentir su presencia, junto a ella y de su mano, vienen acompañándola un sinfín de sensaciones, aromas y sonrisas.  Es curioso, pero la brisa de abril por lo general siempre arropa todo a su paso, en esta ocasión arropa mi cuerpo, acaricia el tuyo, besa tu alma y refresca la mía.  El araguaney despliega sus brazos al cielo azul turquesa, en mi cabeza, las notas activas y juguetonas de la consciencia hacen tonante la vida que flota en torno a mí, danzando entrelazada con la sublime y constante brisa de abril.  Uno a uno, los pétalos van cayendo de los majestuosos árboles, amarillos, tan amarillos, como nuestros sueños, la brisa caprichosa una vez más los mece sin remedio, sin norte, sin orden aparente.  Se dejan escuchar con más intensidad los acordes, se dejan sentir más altas las notas, se hace real la melodía, la misma que nos hace bailar de dicha.  Bendigo el día, el instante lleno de luz en el que dejé salir de mis pensam

Ella mi soledad.

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Ella mi soledad.  Un hombre ahogándose en su soledad es más grande que esta, porque el hombre sabe que se muere, pero la soledad no sabe que lo destruye.  Recuerdo mis pies tocando la superficie dura, fría e indiferente de un muelle, sintiendo el traidor mareo en tierra y el temor alojado en la boca de mi estómago, temor al encuentro con el pasado.  Recuerdo inclusive que junto a mí caminar tambaleante, me acompañaba una talega colgada sobre mi hombro, llena de aventuras y desengaños.  Todavía me veo como si fuera ayer, caminando sin volver mi mirada atrás, pues en esa pequeña nave qué reposaba sobre las aguas tranquilas del puerto dejaba la paz, mi oficio y a una compañera que solo aprecio cuando no la tengo, ella mi musa del mar, ella mi soledad.  Paso tras paso, me alejaba y a su vez mi mente recreaba esos sonidos de alta mar, llegaban hasta mí esos sonidos de chapoteos qué en noches oscuras dejaban qué mi imaginación volara y soñara con sirenas, de cabellos rojos como el fuego y de

Intimidades de un Páramo.

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Intimidades de un Páramo.  Se escucha un rumor cristalino, los acordes hechos agua, exponen como una criatura de extraño cuerpo al río, que sale de un punto muy íntimo de la montaña. Así, de esta forma maravillosa, se desliza el raudal hacia el valle y lo llena de hermosos cánticos.  Aunque, la cumbre se viste de gala, a lo lejos, una luz clara y roja, promete, sin duda, la certera proximidad del fuego.  El Sol lo invade todo, se ha tragado la oscuridad y las estrellas, en ese instante el astro rey manda prepotente sobre la montaña, cubriendo con su manto de luz dorada, todo, absolutamente todo.  El efecto de sus rayos, obliga a tributarle el milagro de cada una de las curvas verdosas y a su vez, obliga a los pájaros de forma sutil a salir de sus nidos para que entonen rezos e himnos en su nombre.  Rayo a rayo, sobre las hierbas, se descubre un ejército de insectos qué agazapados comienzan su faena.  Es cuando realmente despierto de mi idilio y de una manera acogedora también siento su

Es imposible luchar con tu recuerdo.

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Es imposible luchar con tu recuerdo.   Están vibrando, al fondo, a lo lejos resuenan, en las campanas, los últimos colores de la tarde, nimbando con nubes de oro los morros y los pequeños arbustos.  Las frondas mansas, por el cantar de gaviotas, se van transformando místicamente y sin reparo.  Una estrella, luego un lucero, después otra estrella más, al instante miles, aunque débiles aún, van despuntando por el cerúleo cielo marino.  El tenue vaivén de las aguas se prolonga entre dos espacios de tiempo, ambos al compás de los latidos de mi corazón, sin quererlo, van engendrando una canción que roza mis labios y se aleja de mí, como aquel amor.  El olor fresco de tus besos en mi mente, me lleva a recorrerte, a detallar inclemente, cada palmo de tu piel y lo que sentía al acariciar tal manto suave, ligero como la más exquisita seda.  Se va la luz, pero se impone tu recuerdo, ese recuerdo que acompaña a todo marino, el que se une a la soledad de las aguas.  El fin de la faena, es el comie

Es simplemente una cuestión de perspectiva.

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Es simplemente una cuestión de perspectiva.  Es eterno el abismo que me rodea, oscuro, exento de luz en su totalidad, mi cuerpo está a merced de la gravedad, me siento muy desorientado, siento vívidamente mi cuerpo caer de forma vertiginosa.  El movimiento de mis manos y piernas se torna descontrolado, mi cuerpo cae y cae irremediablemente, sin poder evitarlo.  En instantes noto que todo esto sucede mientras me observo, observo mi cuerpo caer por ese oscuro e infinito abismo, detallo mis ojos desorbitados, la expresión de terror en mi rostro que denota angustia, zozobra y desconcierto.  De una manera un poco morbosa no siento tanto temor, pues no me siento parte de lo observado y sé que de alguna forma estoy a salvo al observar, cada segundo se hace eterno mientras mi cuerpo ineludiblemente cae.  De pronto y sin aviso, se hace visible el fin de la sima, un suelo duro y rocoso, con piedras en forma de pirámides truncadas ennegrecidas y fracturadas, es cuando todo llegaba a su fin o por

En todas y en cada una de tus orillas.

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  En todas y en cada una de tus orillas.    Amo al Mar Caribe, su color, su brillo, su punto salino, la calidez de sus aguas, su fauna, esa forma tan particular de abrazarme en el preciso momento en que me sumerjo en sus aguas, amo lo generoso que ha sido conmigo y con todos los que en algún momento hemos surcado sus aguas.  Está fijo en mí, el vuelo de la gaviota, la valentía del Martín pescador, el ataque del Pelícano contra la superficie plateada y rasgada por olas y espuma, adoro ese momento en que este majestuoso animal se lanza en picada con la determinación de mil centuriones y rompe con su portentoso pico el océano, para su más seguro encuentro con un colorido cardumen.  El Mar Caribe es un sentimiento que me acompaña a diario, es el despertar de mis sentidos, es el descubrir la paz, es y de una forma definitiva, un reencuentro con esa parte amable, perdida al nacer, al abandonar el vientre materno, es sentir una vez más la ingravidez y el placer de flotar dentro de una madre,