Felicidad

 

Felicidad

Juan Pabló, es un arquitecto destacado, Caraqueño de nacimiento; la vida, los estudios y su profesión lo han llevado a recorrer el mundo, es poseedor de una vena artística prodigiosa, la aplica a todo en su vida, pinta, dibuja y es sensible a lo que lo rodea. Tiene una férrea disposición al trabajo, para el todo se basa en un sistema, en un método que lo lleve a un fin último y ese fin no es más que el obtener mayores ganancias. Esto lo ha hecho merecedor de una reputación en el mundo de la arquitectura y los negocios. Un día al verse tan atareado por las responsabilidades, cansado, harto de sentir que algo en su vida hacia falta, decide emprender un viaje, abrirse al mundo una vez más, llenar las pupilas con otros paisajes, retroalimentarse etc. 

En su lujoso departamento de Buenos Aires, parado frente al balcón, solo, ya que era muy temprano y su familia dormía aún tranquilos y en calma, decide en arrebato conocer un lugar mágico que desde siempre lo ha cautivado. El Monasterio de Agios Georgios Krimnon, ubicado en la isla de Zakynthos o Zante en Grecia. Súbito, llama a su asistente, le pide que ultime todos los detalles del viaje, le expresa que iría solo, para poder así encontrar mejor su centro y sacarle el mejor provecho al viaje. Pasado unas semanas todo estaba listo y parte hacia la maravillosa isla. Luego de una larga travesía desde Argentina de 22 horas y 40 minutos, pasando por varios países haciendo escala, lo recibe el hermoso aeropuerto de Dionisos Solomos, situado al sudeste de la isla.  Ya puede sentir su destino final. El Monasterio queda a solo 56 minutos en automóvil. Sin contratiempo llega, quedando maravillado a su paso por los paisajes, que son increíbles, se ve a él mismo reflejado en los poemas de Homero, navegando al lado de Odiseo y teniendo como derrotero cualquiera de estas islas del mar jónico.

El Monasterio de Agios Georgios Krimnon está ubicado en el lado noroeste de la isla, justo encima de la Bahía de Navagio. Está extasiado, maravillado pero su curiosidad lo hace seguir indagando aun más. De hecho, a pocos metros de ahí se encuentra el lugar que ofrece la mejor vista hacia la playa de Navagio y el mar Jónico. Desde este mirador observa en el fondo del acantilado, un hombre muy quieto a la orilla del mar, sentado sobre un tronco seco de olivo y en sus manos una línea de pesca. Decide bajar el acantilado con mucha dificultad hasta llegar al encuentro de aquel hombre. Al estar a su lado con mucha sutileza le saluda.

《 Buenos días amigo, disculpe que lo moleste; quisiera hacerle una pregunta. ¿Qué tal se da la pesca aquí?》

A lo que el hombre le contesta en voz muy baja y pausada

《 Excelente 》

Juan Pabló, no contiene su alma de empresario, olvida el lugar donde está, su propósito de viaje y empieza a interpelar al humilde pescador, lo abruma con números, cifras, estadísticas, datos, presupuestos, logística y mil cosas más. Le dice:

《 Puedes hacer de tu humilde actividad una grandiosa industria.》

El pescador lo mira atónito y le pregunta:

《¿Para qué?》

Juan Pabló le dice eufórico:

《 Amigo, le das dinamismo a tu negocio, aumentas capital, creas tu empresa, haces una flota pesquera, tienes rentabilidad, entonces puedes disponer de mucho dinero y puedes disfrutar de las maravillas del mundo; así como yo que estoy aquí en esta maravillosa playa.》

El pescador vuelve su vista a su cordel de pesca entre cierra sus ojos y dice:

《 Como le dije antes amigo, ¿para qué? Si ya yo estoy aquí, en esta maravillosa playa y soy feliz.》

Una vez que estemos de acuerdo en los fines podemos recrearnos en los medios.

Juan Pabló, olvidó que el fin último del hombre es la felicidad; olvido también que todos los medios para conseguirle son válidos y que solo depende de cada uno de nosotros, el lugar y la manera donde la alcancemos.