Ganando el Universo







Ganando el universo


Amanece lloviendo hoy, como no pasaba desde hace algún tiempo, el cielo se ve gris, muy gris, del mismo tono de un buque de guerra; escucho algunas aves, silbando a lo lejos, luego las veo distraídas, tranquilas, disfrutando del magnífico hecho de ser aves. Guayaquil tiene un clima muy cambiante, no deja de sorprenderme. Estos días así, llenos de colores opacos, de tonalidades oscuras, despiertan en mí recuerdos, hacen que broten algunos puntos en mi memoria que siempre han estado ahí; no sé si por que los adquirí a muy temprana edad o es que vienen impresos, en lo más profundo de mi ADN; los amaneceres nublados me hacen reflexionar en todo lo que tengo, en todo lo que recibo y doy, en las cosas que debo dejar ir.


Los días lluviosos en mi tierra amada Venezuela, vienen cargados con algo muy particular, que no he sentido en otra parte; me refiero a sus olores. El olor a tierra húmeda al caer las primeras gotas es algo único, se deja apreciar y se mezcla con el olor del café, las Arepas y el Perico. Esta relación puede ir cambiando con el paraje. Jamás saldrá de mi mente, el olor del Cerro Ávila en un día encapotado, el olor a mar, salitre y algas secas de las playas de Margarita. Todas estas sensaciones en conjunto son parte integral de mi ser; al perderlas físicamente cuando partí de mi hermosa tierra, sentí temor a no volverlas a experimentar en directo una vez más. Ese temor a desprenderme, a soltar algo que es parte integral de mi alma, es algo que nos pasa a todos; pero es un miedo que debemos dominar, someter, pues el desprendernos o el soltar para poder avanzar, siempre es necesario. No debemos aferrarnos ni a lo bueno ni a lo malo, no debemos aferrarnos a nada que nos impida progresar.


Hay un ejemplo clásico de esto:


En la selva africana hay una etnia de cazadores recolectores, llamados los “Bosquimanos” ellos utilizan una técnica muy sencilla para cazar. El cazador de monos introduce algún tipo de alimento apetecible para la criatura (nueces, arroz, un plátano...) en un recipiente u orificio lo suficientemente amplio como para que el animal vea que ahí se esconde algo apetitoso y pueda introducir su extremidad. Sin embargo, el tamaño de dicho orificio es tal que, cuando el mono hace presa y cierra el puño, no puede extraer la misma, con el puño cerrado. Esto lleva a que el animal sea capturado sin mayor esfuerzo, al no ser capaz de soltar, de desprenderse de lo que ha atesorado. Cuando lo único que tenía que hacer era abrir el puño soltar y avanzar.


El Dejar ir es parte de la fórmula de la felicidad, todo lo que nos rodea va en expansión, todas las noches debemos dejar ir al mundo si queremos amanecer ganando el universo.










Comentarios

  1. Me encanta!!... Siempre terminamos soltando aquello que no podemos mantener con nosotros...es así. Sin embargo, existe lo que es el sentimiento y eso es algo que permanecerá en nuestro corazón por el resto de nuestras vidas... Se suelta lo físico... lo material... lo tangible... Pero aquello que es espiritual.. inmaterial... intangible como lo es el Amor... ese permanecerá por el resto de nuestras vidas en nuestro corazón... guardado como el más hermoso tesoro... Así como lo es el amor a tu país y tus remembranzas. Algún día tendrás la oportunidad de poderlas disfrutar nuevamente, así está hecho!.. Gracias!...Cariños!!

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  2. Hermoso como siempre mi Guerrero. Un abrazo gigante.

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