Royal Quiet de Luxe



Royal Quiet de Luxe


Él agarra sus manos a la altura de sus muñecas muy fuerte, las eleva frente a su rostro las mantiene ahí durante unos segundos, ejerce una fuerza absoluta. Ella se siente completamente dominada, por primera vez siente un temor terrible en todo su espíritu, siente la presión ejercida por él, que se extiende desde sus muñecas y llega a todo su cuerpo. Como por edicto celestial nace un silencio nefasto nada se escucha, solo los latidos de ambos corazones, ese silencio se hace eterno hasta que al fin él abre su boca temblorosa y dice:


"Me voy"


La suelta, ella cae al suelo desplomada envuelta en llanto desconsolado, no alcanza a decir nada, solo siente sus lágrimas correr desde su rostro hasta el piso helado, ve por encima de su hombro y observa a Nelson salir de su casa, de su alma, de su vida para siempre. Hace meses que Nelson, escritor de profesión, estaba en una relación muy dañina con Rosa; él decidido en parte a darle un vuelco a su vida toma esa crucial y necesaria decisión, nada tuvo que ver la culpa en esto, solo el azar no jugó a favor de Rosa. Nelson nunca fue el hombre que ella buscaba, jamás lo fue, Nelson era un hombre oscuro aunque en principio fue un hombre encantador, lleno de conocimiento y una educación que la hacía sentir todos los días como si caminara en verdes prados, la hacía caminar sobre nubes de algodón cuando se sentaban a la luz de la hoguera y él le leía hermosas historias sacadas de libros muy viejos encuadernados en fino cuero o terciopelo. No obstante él cambió. Cambió de una manera absurda, el comportamiento de Nelson era variable, hoy estaba con ella de la manera más sublime llenándola de amor y al rato se convertía en una persona llena de pesares, misterios, decía que en su cabeza escuchaba voces y que sentía una necesidad imperiosa de conocerse, así mismo decía también, que en su interior hay alguien diferente, oscuro y que como escritor debía darlo a la luz. Fue así como la dolorosa escena dio paso al triste final entre ambos, él se fue dejo todo atrás, su casa, sus libros y a su amor. Nelson quizás sin proponérselo empieza un viaje a lo desconocido, recorre las calles de Londres, sin saber que hacer, solo lo acompañaba unos cuantos Euros y su vieja máquina de escribir Royal Quiet de Luxe. Londres como todos sabemos, tiene un clima muy particular y ese día no se hizo esperar para Nelson, gris sin un ápice de luz solar, solo un velo de humedad y malas vibraciones se sentía a lo largo de su recorrido, el Támesis estaba particularmente sucio, revuelto, alguna condición meteorológica debe ser la explicación para este fenómeno. Nelson decide buscar donde pasar la noche, su condición anímica y financiera lo obligaron a dirigir su maltratada alma hasta la barriada de Harlesden, situada en el borough de Brent (oeste de Londres), esté es uno de los barrios de la metrópolis con peor reputación. Muchas personas hablan de Harlesden como una de las áreas más peligrosas de Londres. Ya en el lugar, busca desesperadamente donde pasar la noche, caminando calle tras calle se da cuenta de que no llega a ningún lado, se preocupa aún más cuando de una esquina se asoma una mujer muy delgada, con una tez horrible de un color muy parecido al morado, les confieso mi paleta no consigue el color exacto ni mi mente las palabras justas para poder describirles lo desagradable de su color de piel, con agujas guindando de sus brazos está le pide con gritos muy fuertes que provienen de lo más profundo de su garganta, huye, huye, huye, sin pensarlo Nelson lo hace corre y al girar en la esquina más próxima y como de la nada aparece un viejo edificio, casi en ruinas, de apariencia fúnebre con un cartel muy tétrico lleno de nada realmente, en una esquina la palabra "Vacancy" alumbrada con un bombillo rojo. Sin dudarlo entró y pidió una habitación al dependiente, esté lo saluda, le dice que no hay problema le entrega la llave, le informa que su habitación está en el séptimo piso, que no hay elevadores y que es la 788, que no tendría vecinos frecuentes pues el hotel casi siempre está vacío y que debía pagar al salir. Nelson agarra las llaves levanta del suelo su vieja máquina de escribir y se dirige a las escaleras de madera muy antiguas y hechizantes, sube peldaño por peldaño cuando llega al primer descanso escucha al dependiente que le hace una última advertencia: "Amigo por favor no preste atención a los ruidos, no lo haga, este es un edificio viejo, por favor no le preste atención". Nelson da media vuelta y sigue su camino hasta su habitación; parado frente a una puerta roja al final de un gran pasillo, se encontraba él y su habitación, está con números dorados corroídos por el tiempo y el olvido, se dejaba ver el 788 no muy claro, Nelson introduce la llave la gira, pasa el umbral, enciende la luz y ve la habitación; nada peor había visto en su vida, un catre sordo, inclemente al fondo, una pequeña mesa de madera en el centro, sin ventanas ni nada, solo un gran espejo en la pared lateral de dos metros cincuenta de alto y más de un metro de ancho, Nelson hizo el cálculo de inmediato, pues su atención inevitablemente se centró en ese espejo. Acomodó su máquina de escribir en la mesa llena de harapos y empezó a escribir, no entendía por qué su vida se tornaba cada vez más insoportable, necesitaba conocerse salir de ese estado que le hacía daño, que lo llenaba de angustia, de desasosiego, de dolor. Dispuesto a escribir sus primeras letras, cuando advierte un ruido, era un ruido conocido, claro que lo era, era el ruido de una máquina de escribir se levanta y voltea rápidamente, se acerca a la pared y pega su oreja contra ella, se escucha el vacío, aunque muy a lo lejos también se escucha una respiración muy tenue, se apresura vuelve a su máquina y trata de olvidar lo ocurrido, procede de nuevo su mano se eleva para presionar la primera tecla, se escucha el ruido, no lo aguanta más se pone de pie pero está vez se dirige al espejo y observa lo que él piensa que es su reflejo, se da cuenta de que no es un reflejo en sí mismo, observa que puede ser una suerte de ventana, toca la superficie del espejo extendiendo su brazo y dedos por completo y al contacto en vez de una superficie lisa fría, inerte sin vida, siente que toca la punta de los dedos de otra persona, siente el calor, el contacto con piel viva, con otra persona en definitiva, se asusta y retira su mano. Fue en ese momento sin igual, momento que marcó su vida para siempre cuando comprendió que estaba en el sitio correcto que encontró lo que buscaba, empezó a conocerse, fue incorporando poco a poco al reflejo que producía el espejo, las cosas que debía tener en su vida, así día a día se levantaba y escribía todo lo que su espejo reflejaba, se veía a sí mismo paseando, viviendo dulces momentos en compañía de su amada, se veía en entrevistas, se veía en las presentaciones de sus libros. Nelson entro en cuenta que solo eso necesitaba en su vida un gran espejo, para verse realmente como era y una enorme ventana, donde ver el mundo como debería ser; y así el poder construir su historia la que él necesitaba, construir de nuevo su vida.


Eso definitivamente es algo que todos compartimos con Nelson, esa inexorable necesidad de ser responsables de nosotros mismos, de poder reinventarnos, de poder escribir letra a letra la historia de nuestras vidas.

Comentarios

  1. Solo me resta decir ,que el escrito me llevo a Londres ,a sus calles ,a sus peligros ..Pero solo los escritores saben que fue eso que Nelson vivio..Mis respeto una vez mas a los q dia a dia ,tienen esa clara vision de lo real a lo imaginario y lo plasman a sus lineas para envolver al lector ..Muy buen escrito,buscando sentido al vacio interno ..

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