Que toquen Otra vez la que se fue



Que toquen Otra vez la que se fue
 

Hay recuerdos que son más grandes que un monumento, aunque esto que siento no sé si se puede llamar recuerdo, pues te tengo presente a diario. El recordarte es algo confuso en ocasiones, trae hasta mí un cúmulo de vivencias y momentos que en su suma son mi vida entera. Lamento mucho el no haberme despedido, quizás no fue necesario si en lo más íntimo no te has ido, cómo se puede ir de nuestro ser el corazón o el alma, siempre están allí al igual que tus palabras de consuelo en el momento justo. No tengo nada que agradecer y eso me lo enseñaste, me lo repetiste mil y una vez:

"Eres mío, eres mi problema, mi responsabilidad, todo lo que te doy es por qué te amo y es mi decisión"

Así que como tú decías:

“Gracias, son las que hacen los monos”

Es imposible no sentirme bendecido y en extremo con suerte, habiendo tenido en esta vida traidora como guía, como Madre, a una mujer como tú, como lo he escrito antes mis momentos a tu lado, mis recuerdos contigo, son mi vida, mi fortuna y por ende tú fuiste mi más grande tesoro.

En su vida todo era clásico, el esposo uniformado de blanco, la familia numerosa, buena, todo encajaba a la perfección, pero faltaba una pieza en el engranaje del modelo de vida impuesto para la época, la presión de la sociedad era algo evidente y ella también sentía que debía responder a ese llamado, llamado que solo sabe hacer la naturaleza, cuando delicadamente se acerca al oído de una dama y le dice llegó tu hora, en ese preciso instante todo el cuerpo de la mujer pide a gritos ser Madre, claro está que ese llamado no les llega a todas y a muchas cuando les llega se hacen las sordas; pero este no era su coyuntura; ella deseaba con todas sus fuerzas ser madre, tener un hijo y llenarlo del más profundo amor.

Como frecuentemente pasa con las cosas de la vida, no solo el deseo basta, también debe ser acompañado del cuerpo para ser realizado y en su caso allí estaba el detalle, su cuerpo estaba imposibilitado para tal proeza mágica, traer una vida al mundo. El hecho distinto en esta historia es que eso no la detuvo, que su deseo traspasó todas las convenciones sociales, las barreras de cultura, hasta de razas y decidió salir al encuentro de su destino, de su único y verdadero amor.

Las calles, las avenidas, fueron testigos indolentes de su dolor, el destino en uno de sus momentos de benevolencia, momentos estos que no suele regalar con frecuencia, la colocó frente a un hospital de tipo popular en una barriada célebre del litoral central de un hermoso País, al norte de un continente olvidado por todos; sin pensarlo entro y como cosa divina se dejó llevar por esa voz la misma del llamado, un susto se alojó en su pecho ese tipo de susto que se siente ante el encuentro de algo definitorio, ante algo que sabes desde lo más profundo que va a cambiar tu vida. Paso tras paso al doblar una esquina dentro del hospital se encuentra un bebé, un dulce niño poco agraciado, de piel tostada, no tanto por el sol como por la genética, para la desgracia del niño sus padres habían muerto en un accidente terrible de tránsito, así se lo hizo saber una enfermera y ella valiente toma la decisión de su vida, que ahora sería también la de él; lo toma en sus brazos y corre sin mirar atrás dejando a su paso todo lo que una vez la mortificó, dándole a esa criatura la oportunidad de tener algo importante, fundamental en la vida que todos merecen tener. Una Madre.




Por: Luis Gonzalo Guerrero



Autor de : "Un adiós en el malecón"



Gerente de zona del Grupo Editorial Jurado Ecuador JuradoEditorialEcuador@gmail.com JuradoEditorialEcuador@gmail.com juradopublishing@yahoo.com

Comentarios

  1. Excelente muy hermosa me encantó mil gracias Dios te bendiga

    ResponderBorrar
  2. Hermoso primo te felicito exactamente me llegastes al alma te felicito eres excelente un beso

    ResponderBorrar
  3. muy bonito primate, mi tía se merece que le escribas, mi papá te felicita, un abrazo

    ResponderBorrar
  4. No había podido leer el texto ,por el correr a diario que nos persigue a los mortales ,pero leer tus páginas cortas y precisas me deleitan el Alma, y eso hago apartar el tiempo preciso para leer ..y este etexto es hermoso,las madres tenemos ese don de ser super héroes y poder con poco, todo y mucho ...Dios te bendiga la musa que llega a ti y mantiene al lector intrigado y conectado contigo ...un brazo

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Felicidad absoluta en tu día.

Las mareas y los vientos.

Hoy por tí celebro.