Por medio continente parte II




Por medio continente 



Parte II


Como le escuché a un gran amigo, maestro y escritor, decir en uno de sus más sentidos discursos:

¿Que no son dolorosas las despedidas? 

!Pues dile a quien te lo dijo que se despida!

Caminando por la transversal 17 me Despedía de Cúcuta, ciudad que me dio acogida y me brindo lo mejor de ella, en esas penosas circunstancias de mi migración forzosa.

Embarcados con rumbo a Bucaramanga, se abría ante nosotros todo un abanico de oportunidades; al separarnos del terminal y avanzar, fue algo mágico, Colombia se mostraba tal y como era, un país hermoso en su totalidad.

La distancia que separa a Cúcuta de Bucaramanga, es de 198 km, que se recorren aproximadamente en cuatro horas, cincuenta y siete minutos, pasando dos peajes únicamente; el camino es muy hermoso con excepción de la tortuosa vista de mis hermanos Venezolanos, que no tenían la oportunidad de ir en transporte público y debían hacer su éxodo a pie; esta situación es obra exclusiva de la Revolución Bolivariana, no tiene más culpables.

Como les decía los parajes eran hermosos, bastos de un verde impresionante, el bus iba haciendo paradas y el clima iba cambiando a su paso.

Los pueblos de Chimacota, Pamplona, nos dejaron ver sus bellezas y sus gastronomía; una parada que no puedo olvidar es la del páramo de Berlín, donde el frío fue algo impresionánte, era de ese tipo de frío que llega a los huesos y mi mente no se separaba de la calamidad de mis coterráneos que en su momento debían pasar por ese páramo a pie.

Este lugar nos brindó comida y uno que otro café.

Las conversaciones dentro del bus, eran de tipo personal, todos comentábamos nuestras inquietudes y expectativas; todos al parecer teníamos un plan, unos decían:

"A mí me espera mi primo, en Bogotá"

Otros decían:

"Yo llego hasta Medellín, allá si hay trabajo"

yo callado pensaba:

Dios mío no sé ni para donde voy pero contigo de la mano, hasta el fin del mundo.

Mi única estrategia era llegar a Bucaramanga de allí ir a un pueblo llamado "Socorro", donde unas amigas conocidas por mi cuñado nos esperaban; fin del plan.

Llegamos a Bucaramanga, en hora de la madrugada y sorpresa, el terminal es muy lujoso con instalaciones de primera, hasta sala de casino disponían para sus visitantes.

A las dos de la mañana abordamos hacia nuestro destino final.

Al amanecer ya se encontraba ante nosotros el "Socorro" un pueblo con una superficie de 122.1 kilómetros cuadrados, con una elevación de 1300 metros sobre el nivel del mar, bastante frío, a las laderas de una montaña gigante y en las faldas de esta, el poderoso rio Suárez.

En este pueblo la actividad económica es pujante, se destacan los cultivos de caña, café, cítricos, frijol, maíz, tabaco, plátano, yuca, tomate, arveja, pimentón y habichuela; así como la mayoría de hortalizas, legumbres, plantas aromáticas y medicinales entre otros cultivos.

En bovinos se encuentran las razas Cebú, Beefmaster, pardo Suizo, Holstein, chino Santandereano, Sinmental, Normando y cruces importantes con animales criollos.

Todo esto aunado a calles de piedra y la Basílica Nuestra Señora del Socorro, de estilo Bastarda-itálico-toscano del Renacimiento.

En este pueblo cambío mi vida, comencé de nuevo y las lecciones aprendidas las llevo en mi tan marcada que son imposibles de borrar.

Descubrí el trabajo duro y tuve la oportunidad de conocer la noble labor del cultivo del café, que es un mundo fascinante el cual estoy seguro de que disfrutarán si me acompañan.

Continuará….


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Felicidad absoluta en tu día.

Las mareas y los vientos.

Hoy por tí celebro.